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miércoles, 1 de enero de 2014

Comienza el viaje


Uno nunca sabe bien por qué escribe. Bueno, entendámonos, algunos sí lo saben con toda rotundidad: escriben para publicar. Y quieren publicar para trascender, para que su legado sea merecidamente reconocido en vida y venerado después de muertos. Una pretensión esta de lo más respetable, solo faltaría, pero a mí la verdad es que eso no me llama demasiado.

Yo, eso sí, cuando tengo en la cabeza una historia -a veces solo un personaje, un final, una frase...- siento una necesidad inaplazable de pasarla al papel, de darle forma y sentido de un modo u otro, para deshacerme de ella para siempre. Después de dar ese paso ya no soy el mismo, de eso sí que estoy seguro, aunque reconozco que se trata de un cambio casi imperceptible, un leve avance en un largo camino que no sé muy bien a donde, ni por donde me lleva.

Esta ruta de la que a partir de ahora dejaré cumplida constancia en este blog, no es el épico "viaje del héroe" del que hablaba Campbell, sino la decisión seguramente poco meditada de quien se embarca, sin sextante y con poca brújula, allá a donde el mar le lleve. Un viaje de buenas intenciones, pero de resultados más bien inciertos: el viaje iniciático de un caminante a todas luces temerario.